El decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Humanas de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), Luis Diez Canseco, informó que los bienes intangibles permiten a las empresas diferenciarse en el mercado, destacando sus productos y servicios ante los consumidores. Además, protegerlos otorgan tres beneficios fundamentales para las organizaciones.

  1. Protección contra copia y uso no autorizado

La protección legal de los bienes intangibles es clave para evitar que terceros repliquen o exploten sin permiso las creaciones intelectuales de una empresa. Al asegurar un control exclusivo sobre el uso, copia o distribución de sus innovaciones, las organizaciones preservan su ventaja competitiva.

«Entre los bienes intangibles más relevantes para proteger están aquellos que añaden un valor diferencial, como inventos, tecnologías, metodologías y procesos de trabajo», explica Diez Canseco.

  • Generación de ingresos a través de licencias

Además de brindar protección, los activos intangibles pueden convertirse en una fuente importante de ingresos para las empresas. «Forman parte del patrimonio de cualquier organización y son fundamentales en operaciones como fusiones y adquisiciones, haciendo que esta sea más atractiva para inversores potenciales», comenta el decano de la UTP.

A través de la venta de licencias para el uso de marcas, patentes o derechos de autor, las empresas también pueden generar ingresos, transformando su propiedad intelectual en un activo financiero tangible.

  • Obtención de indemnizaciones

El valor de los intangibles también radica en su capacidad para otorgar indemnizaciones en caso de infracciones. Los signos distintivos y las innovaciones ofrecen un valor añadido que puede ser protegido y, en caso de uso no autorizado, la empresa afectada puede recibir una compensación económica.

«Proteger la propiedad intelectual es vital para que, ante cualquier uso indebido, se pueda reclamar una indemnización que repare los daños y perjuicios ocasionados», asegura Diez Canseco.

La protección de la propiedad intelectual no solo resguarda el esfuerzo y la inversión de las empresas, sino que también fomenta la innovación y la competitividad en el mercado global. “Las empresas que valoran y protegen adecuadamente sus activos intangibles están mejor preparadas para enfrentar los desafíos del entorno empresarial actual”, concluye el decano.