Han pasado ocho años desde la desaparición de Shirley Villanueva, una joven estudiante de 24 años vista por última vez el 23 de marzo de 2017 tras asistir a un partido entre Perú y Venezuela con amigos. Desde entonces, su madre, Norma Rivera, ha vivido una pesadilla marcada por la indiferencia de las autoridades. A pesar de que tres personas fueron señaladas como implicadas, Brayan Arenas, Joseph Velásquez y Edgar Pozo, todos permanecen en libertad, y no hay avances concretos en la investigación.
Doña Norma ha denunciado públicamente el abandono del sistema judicial, recordando con indignación las palabras de una jueza del Poder Judicial: “Señora Norma, nada podemos hacer porque no hay un cuerpo… El día que encuentre el cuerpo, ahí usted nos dice y vemos qué hacemos”. Esta respuesta refleja, según ella, el desinterés de las autoridades por buscar a su hija o brindar justicia.
La madre de Shirley continúa su lucha sola, exigiendo que el caso no quede en el olvido. Su testimonio ha despertado nuevamente la atención pública sobre la inacción en casos de desapariciones, donde las víctimas y sus familias enfrentan no solo el dolor de la pérdida, sino también el abandono del Estado.