La sesión del Congreso terminó envuelta en tensión luego de que el abogado Raúl Noblecilla fuera expulsado del Pleno por alterar el orden durante un acalorado intercambio con varios legisladores. La medida fue adoptada por la Mesa Directiva tras considerar que sus declaraciones —incluidos insultos contra el expresidente Alberto Fujimori— excedieron los límites del debate parlamentario. Noblecilla, además, afronta una suspensión en el ejercicio de su profesión debido a pronunciamientos previos igualmente polémicos.
La reacción más sonora llegó desde las redes sociales de Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre, quien calificó a Noblecilla de “charlatán” y criticó su cercanía con el partido Podemos. Cerrón también cuestionó públicamente la actuación del abogado en el caso de Pedro Castillo, señalando que este habría dejado de defender al exmandatario por desacuerdos económicos, afirmación realizada como opinión política del dirigente.
El incidente ha reavivado fricciones entre distintos sectores del espectro político, que ven en este episodio un nuevo reflejo del clima confrontacional que domina el Parlamento. Mientras tanto, la expulsión de Noblecilla y las repercusiones públicas continúan generando debate sobre los límites de la conducta en el hemiciclo y el rol de los asesores en las sesiones congresales.
