Uruguay se convirtió en el primer país de América Latina en legalizar la eutanasia, tras la aprobación de la Ley de Muerte Digna por parte del Senado. La norma garantiza el derecho de las personas a “transcurrir dignamente el proceso de morir” y despenaliza el procedimiento para mayores de edad psíquicamente aptos que padezcan enfermedades incurables, irreversibles o sufrimientos físicos o psíquicos insoportables. El proyecto contó con el respaldo del oficialismo y parte de la oposición, reflejando un amplio consenso político y social.
La ley, que permite a ciudadanos uruguayos y residentes extranjeros solicitar la eutanasia bajo estrictos protocolos médicos y éticos, fue debatida durante más de diez horas en el Parlamento. Su aprobación final representa el cierre de un proceso legislativo iniciado el 13 de agosto en la Cámara de Representantes y profundizado en la Comisión de Salud Pública del Senado, donde participaron especialistas, médicos y colectivos de pacientes.
Durante la sesión, el senador del Frente Amplio, Daniel Borbonet, subrayó que la ley “establece garantías claras, respeta la voluntad individual y confía en los profesionales de la salud”. Con esta decisión histórica, Uruguay se posiciona como referente regional en materia de derechos humanos, autonomía personal y compasión al final de la vida.