Expertos hallaron 532 cadáveres de pingüinos adelia en la isla antártica Heroína, que se creen murieron a causa del HPAIV H5, un subtipo de gripe aviar.

Un equipo internacional de científicos sospecha que miles de pingüinos adelia, que habitan las costas de la Antártida, murieron a raíz de un brote de gripe aviar, lo que induce a creer que el virus pueda amenazar la conservación de esta y otras especies del continente helado.

“Es la primera vez que la fauna salvaje de estas regiones se ve amenazada por un brote de la enfermedad a gran escala”, dijo hoy martes a EFE Meagan Dewar, quien lideró la expedición científica, al explicar que aún “es difícil predecir cómo evolucionarán las cosas y cómo se comportará el virus en el entorno antártico”.

Dewar, experta en ciencias biológicas de la Federation University Australia, y sus colegas hallaron durante el verano austral 532 cadáveres de pingüinos adelia (Pygoscelis adeliae) en la isla antártica Heroína, en el Mar de Weddell, que se creen murieron a causa del HPAIV H5, un subtipo del patógeno de la gripe aviar.

Lo alarmante es que la estimación de la mortalidad en toda la isla “es, en realidad, de miles sólo para los pingüinos adelia” adultos y polluelos, precisó la experta en ciencias biológicas, sin descartar que haya podido afectar a otras especies.

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